martes, 30 de julio de 2013

Resistencia hacia las Eco-aldeas


(fuente: IEB: Instituto Español de Baubiologie)

 

Cuando se habla sobre comunidades o ecoaldeas, las personas tienen ideas ya preconcebidas que no necesariamente tienen bases lógicas o coherentes. Esto constituye algo negativo para los ecopueblos que si han logrado innovaciones meritorias; además, disuaden a personas interesadas en este tipo de proyectos a que puedan acceder a sus beneficios integrales indispensables en este tiempo.



Estas ideas infundadas deben ponerse a prueba contrastándolas con argumentos de base:



“Las Ecocomunidades son grupos enamorados del pasado”.



La Permacultura, la Bioconstrucción y la Agricultura Natural no son improvisaciones ni prácticas arcaicas, sino frutos de un trabajo arduo de innovación  responsable, y con criterios integrativos.



Las altas tecnologías también se toman en cuenta pero siempre con criterios ecológicos y cuando se comprueban científicamente como innocuas para el ser humano y para la vida en general.



Además, los defensores de las Ecovillas  usan el pasado para descubrir nuevas formas de innovar un futuro digno y sostenible.



Las organizaciones autosuficientes no son económicamente viables.



Las ciencias y artes aplicadas dentro de las Ecocomunidades son esencialmente idealistas, no materialistas. Buscan crear biotopos o asentamientos humanos que generen más vida en lugar de usurparla bajo pretexto de generar “fuentes de trabajo” y recursos económicos a cualquier precio.



Además, el balance económico de las ciudades “modernas” está falseado, pues se debe cuantificar todos los efectos adversos, como la violencia, el hastío y la enfermedad a escalas personal y global.»



Si ponemos en una balanza los costos de la construcción natural vs construcción convencional nos podemos dar cuenta de que los costos de tipo industrial terminan costando más, no solo a quien construye, sino a la sociedad entera pues al ser construidas con materiales industrializados y muchas veces tóxicos, se incurre en gastos por enfermedades, gastos por el calentamiento global,  etc.  En cambio la bioconstrucción y las economías ecológicas son empáticas con la naturaleza, nos dan sustento, bienestar, salud y verdadera seguridad.


Los poblados ecológicos son utópicos



Los poblados comunitarios existieron por miles de años y convivieron en equilibrio con el entorno y sus seres. La utopía es más bien creer que las megaciudades insaciables de energía y recursos a base de petróleo podrán sustentar a la cada vez creciente sociedad basada en el consumo. Continuamente un mayor número personas siente que el planeta no podrá sostener este sistema de vida.



Por lo tanto, es impostergable avanzar a la “visión de utopía verde” de la vida humana entrelazada con todos los seres,  verificando para cada caso particular, que partes de esta visión, son aplicables para cada lugar, fuera o dentro de la ciudad.


martes, 23 de julio de 2013

Ecovillas, Ecoaldeas ,Ecopueblos


27 de Julio de 2013 a la(s) 12:30
Ecovillas, Ecopueblos, Ecoaldeas. Los nombres pueden variar, los matices pueden ser muchos, pero en esencia se trata de lo mismo. En palabras de Robert Gilman, "son a escala humana, asentamientos 'completos', donde las actividades humanas están integradas sin provocar daño al mundo natural, de tal modo que permitan un sano desarrollo humano, y que pueda ser continuado satisfactoriamente en un futuro indefinido". Utopías en construcción permanente, pero tangibles ahora mismo; probables anticipos de lo que podría ser el planeta entero si la semilla de estos intentos se multiplicara hasta conformar una "masa crítica", es decir, un número de comunidades suficiente como para inclinar a toda la Humanidad en ese rumbo.
Llamar "alternativos" a estos emprendimientos no alcanza. No son sólo "otra" cosa sino que pretenden ser algo mejor, profundamente mejor que lo que estamos viviendo. Por eso les cabe el término "regenerativos", ya que no buscan restaurar aspectos aislados de la vida humana dentro del mismo sistema dominante, sino replantear el cuadro completo, holísticamente, única manera de que en verdad funcione.
No se trata de comunidades "verdes" en un sentido cosmético sino, en su interpretación más honda, "eco (del griego "oikos": casa) lógicas", concibiendo al planeta (y a cada uno de sus hábitats) como la gran casa de todos, implicando una auténtica renovación espiritual, cultural, económica, política y social.
Algunos detractores hablan de un "retorno al primitivismo", augurando privaciones y pesares, sin profundizar su análisis acerca del contenido real, ni la viabilidad a largo plazo, de uno y otro modo de vida.
Las Ecoaldeas son un replanteo tan visceral de la sociedad humana que ponen en un plano completamente nuevo todas las cuestiones referidas a la alimentación, la salud, la educación, la seguridad y demás temas que hoy martirizan a la mayor parte de la población.
Desafíos múltiples.
Las Ecoaldeas asumen una tarea compleja: crear un sistema armónico que supere la dualidad "cultura-naturaleza" y que neutralice cualquier impacto ambiental negativo derivado de la actividad humana. En otras palabras, hacer de la "sustentabilidad" una vivencia cotidiana, infinitamente más que un concepto de moda en los discursos empresariales y políticos. Para eso deben encontrar maneras de preservar los hábitats naturales del lugar, producir alimentos, madera y otros bio-recursos, procesar los residuos orgánicos y líquidos generados en la Ecoaldea y verter el menor residuo tóxico posible, reduciendo al máximo toda generación de basura.
En el área de la construcción ambiental, una Ecoaldea debe contemplar el empleo de materiales ecológicos, usar fuentes de energía renovable, minimizar la necesidad de transporte motorizado, lograr que las construcciones tengan un buen equilibrio entre lugares públicos y privados, que estimulen la interacción comunitaria y den cabida a una diversidad de actividades.
Un tema crucial para las Ecoaldeas es el desarrollo de un sistema económico capaz de sostener el desenvolvimiento humano, partiendo del principio de equidad, de no explotación de personas ni lugares, ni del futuro en beneficio del presente. Necesita determinar qué actividades económicas son sustentables en relación tanto a los aldeanos como al ambiente, lo que dependerá de las características de cada lugar y de las capacidades de los habitantes. La producción agropecuaria "orgánica" ocupará, naturalmente, un lugar central en ese sistema. En la medida en que el número de Ecoaldeas vaya aumentando, también se hará necesario resolver cómo se efectuarán los intercambios entre ellas. El trueque puede ser un mecanismo válido.
Otro punto a resolver, y que atraviesa todos los demás aspectos, es el sistema político que adoptará la Ecoaldea. Es decir, cómo se tomarán las decisiones, con qué método y para qué tipo de decisiones; cómo se solucionarán los conflictos y cómo se harán cumplir las resoluciones comunitarias. Incluso será preciso considerar la relación entre la Ecoaldea y las autoridades de la zona donde se encuentre. La mediación parece ser una herramienta útil para dar respuesta a tales cuestiones.
La cohesión grupal es un elemento básico que parte de una visión compartida acerca del tipo de vida que se busca desarrollar y de la construcción conjunta, paulatina y continua del proceso.
Todos estos desafíos requieren un tiempo probablemente mayor que el esperado, pues se trata de muchos cambios en ámbitos diversos, donde es necesario aceptar la complejidad para encarar avances ciertos. La impulsividad, la impaciencia y la intolerancia definitivamente no sirven para construir una Ecoaldea.
Conseguir los terrenos y reunir un grupo bien motivado debe complementarse con un diseño adecuado para cada situación concreta. No es preciso comenzar "desde la nada" ya que varias Ecoaldeas ofrecen asesoramiento y hay bastante información disponible.

Fuente
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Desarrollo_Sustentable/Ecoaldeas_futuro_que_ya_comenzo